Me recuerda algo que vi a comienzos del año pasado. Una tarde regresando del trabajo pasé por el centro comercial de mi urbanización antes de seguir a mi casa (es una urbanización cerrada), allí me encontré con dos autobuses estacionados fuera junto a motos de escolta. Al pasar hasta la panadería el lugar estaba repleto de personas jóvenes, entre 18 y 20 años, con aspecto árabe y empobrecido; mujeres vestidas con el hijab y caballeros en camisas amplias de mangas largas. Lo que más me llamó la atención sin embargo era la actitud de los foráneos. Se esparcieron dentro del lugar mientras parecían consultarse sobre qué artículos comprar y en qué cantidad. Lo hacían a distancia, a viva voz y en su lengua foránea. El comportamiento era descuidado y de poca atención a los vecinos que estábamos allí claramente incomodados en nuestro propio vecindario.

Pude observar que un pequeño grupo se separó del resto y subió al segundo piso donde hay un Banco Bicentenario, claramente iban a sacar el efectivo para las compras de toda la gente de abajo.

Los muchachos fumaban muchísimo. Cuando terminé de comprar me acerqué a un par que esperaba por el resto y parecían amigables. Les pregunté si estaban de visita y de dónde venían; no supieron entenderme y trataban de avistar a su guía para que me contestara las preguntas. Uno de ellos entendía parcialmente el inglés y me pudo decir que venían de Palestina mostrándome sus pasaportes. También me enseñaron credenciales del Ministerio de Educación y, de lo que pude entender, estaban realizando cursos de "medicina integral" (acorde a la credencial) en un liceo cercano que está en la vía. Más tarde pude saber que era el liceo militar Monseñor Arias.

Los muchachos de repente vieron a su guía pasar y lo llamaron porque sabían que hablaba español. La actitud del guía fue por demás maleducada. Logré hacerle dos preguntas sobre el curso en cuestión pero el joven señor me evadió aparentando estar apurado y no levantó la vista nunca mientras decía que estaban de turismo.