Deserté de derecho, en la UNAM, a mitad de la carrera. De seguir, seguro y salía con Magna Cum Laude y Gabino Barrera. ¿La causa? Poco después de ingresar a la Universidad entre a trabajar al despacho de uno de mis tíos, un despacho contable/legal especializado en evasión de impuestos. En éste lugar fui testigo de primera mano de la muerte en vida de los abogados --y también de los contadores. Zombies dedicados a tareas administrativa monótonas, papeleo casi inútil que cualquier persona mínimamente instruida podría realizar; procedimientos legales podrían ser automatizados y sobre todo; la simulación del sistema legal, no la corrupción, que ya daba por entendida, la simulación.

Al despacho de mi tío no entre como para-legal, si no como técnico, ayudando a migrar las bases de datos, en ese entonces en Excel, a PostgreSQL. Sin haberlo contemplado, ni imaginado, es eso a lo que ahora me dedico: migración y mantenimiento de DB en despachos contables y legales.

Me va mejor que muchos -- y estoy siendo conservador-- de mi generación, atados a un trabajo que no quieren pero que les da el dinero que necesitan, con empleos con horario de entrada pero no de salida; desplazados a las orillas de la ciudad como asesores legales; o atrapados n un despacho de cobranzas.

Actualmente tengo 15 empleados de planta, y podría tener más. En este negocio no hay competencia, cada despacho, que se cuentan por millones, es una mina de oro, lo único que resta es saberse vender.

P.S. Tucker Max tiene un artículo en el que toca y profundiza en este tema, y que a excepción de las deudas estudiantiles, también aplica al panorama mexicano. Soy muy flojo para buscarlo, pero "Tucker Max+ Law School" en Google los llevará a dicha pieza.