La propuesta es engañosa porque habla de costo cero cuando en realidad no lo es. Lo de que la mitad lo aporta el empleador también es deshonesto, porque el aporte es del empleado, no del empleador. Es sólo una parte más del sueldo que no va al trabajador sino que al estado, o sea, un impuesto más.

Esto haría más ineficiente el sistema ya que tendría que existir un ente que actúe como intermediario entre la recolección de los dineros y la entrega a las empresas de transporte. Todo con sus respectivas auditorias para verificar que no hayan irregularidades. Por muy pequeña que sea, sigue siendo más que lo que existe hoy.

Por último, no encuentro justo que se le imponga el transporte público a todos los ciudadanos independiente del uso que se le de. Van a pagar justos por pecadores, porque si el sistema de hace más caro, los que no lo usamos somos los más perjudicados. Si yo quiero usar bici, prefiero usar esos 10-30 mil pesos en mantener mi bici o ahorrarlo.

Suena bonito, pero sólo porque alguien colocó la palabra gratis entremedio.