Planea dejar quebrar a las empresas para hacer al país aún más dependiente de las dádivas del presidente. Además, mientrás más pobre y vulnerable esté la gente, más urgida de apoyos, y más receptiva de apoyos aún más pequeños, más baratos para el gobierno.

Pero es una apuesta pendeja. La economía de México es ya más diversa y basada en la productividad privada, depende menos del producto primario... bananas, petróleo, así que esta crisis de desempleo pues deja al gobierno sin dinero para repartir. Se lo va a quitar entonces a sí mismo, a lo que ya no se le puede quitar: salud, educación... todo. Como cuando el cuerpo consume sus propias grasas y músculos por falta de alimento, o por enfermedad... Aquí ya parece la 4T un cáncer (4T es por etapa 4). Y eso es otro extra culero porque bien podríamos quitar a Pemex o a Santa Lucía, o a las sucursales bancarias.

La diferencia se va a notar en la calidad de vida. Es más, ya se nota, pero será más generalizado. Ya no serán sólo números o gráficas en picada. Como dice el viejito sabio, la 4T se sentirá en el bolsillo. El ser humano siente mucho más lo que pierde que lo que gana. El descontento va a estar cabrón.