Mí primer "amague" con la inseguridad fue cuando tenía 11 años masomenos. Normalmente volvía caminando del colegio con varios amigos más y nos íbamos separando a lo largo del camino, pero ese día me quedaba a un taller y salía más tarde, entonces volví sólo. Llegando a una esquina dos chicos (seguro del colegio público de enfrente) me ponen contra la pared y me dicen "wacho,quédate pillo, no te hagás el piola y dame todo". Lo primero que me sale es darle la vianda que tenía en la mano, pero no la querían, y como yo no tenía nada más(fui el último o casi el último en tener celular del curso), me meto las manos en los bolsillos y me los saco para afuera mostrando que efectivamente no tenía nada (si se habrán cagado de risa con eso en mí familia). Los pibes siguieron de largo como si nada y a los 20 metros me dicen "era un chiste". Si hubiera tenido algo y se los daba minga que era un chiste.
Mí primera vez posta con la inseguridad fue como a los 18 años creo. Muchas veces me tomaba el tren hasta Retiro y caminaba por todo el Microcentro, sólo por caminar. Era la época de la remodelación del Parque Lezama, y se me ocurrió ir a verlo, así que me tomé el tren hasta Retiro, y empecé a caminar por Alem, pasé la Casa Rosada y seguí por Paseo Colón. Se me pone enfrente un tipo bajito pidiéndole plata para la sube. Medio que me dió cosa decirle que no, así que le di 2 pesos, me pidió un poco más y le dí otros 2, me volvió a pedir y le dije que no podía darle más, y seguí caminando. Como todo eso me pareció muy raro, me puse en una fila de bondi para disimular. Esperé 10 o 15 minutos, crucé de vereda por las dudas, y seguí caminando rumbo al parque. Caminé 4 cuadras, y casi llegando a una esquina se me ocurre mirar para atrás (algo que hago SIEMPRE) y lo veo a 10 metros al tipo enano con un gordo más alto que yo (mido 1,87!), así que medio que empiezo a hacer un pique disimulado, pero lo escucho venir al enano corriendo que se me pone enfrente y me estira la mano como para saludar. Yo no reacciono, y me dice "perdiste amigo, dame todo". Le doy la billetera y el celular, y me dice que siga caminando y no mire para atrás. Camino y doblo en la esquina y veo un patrullero estacionado, así que pienso que la comisaría debe estar por ahí, y sigo caminando y la encuentro. Cuando quiero hacer la denuncia no me la toman porque hasta esas dos cuadras donde me robaron ya cambiaba la jurisdicción, que tenía que ir a otra mucho más lejos. Le pido un teléfono al comisario para llamar a mí papá, y me dice que no me puede dar ninguno, pero que me presta su celular. Llamo a mí viejo y espero 40 minutos medio entre lágrimas, no por miedo ni bronca, sino por el asco de pensar a los chorros viendo la foto de mis abuelos que tenía en la billetera (que ni siquiera es que están muertos!). Viene mí papá, habla con el comisario, vamos a la otra comisaría y tardamos como 2 horas en hacer la denuncia por toda la gente que había para denunciar, casi todos turistas (era San Telmo). Terminamos y vamos a un bar de ahí a comer milanesa con papas fritas.