Muy interesantes los posts.
Al respecto; se hace mucho énfasis en la prevención del delito a traves de la creación e implementación de programas sociales y oportunidades que disuadan al individuo de delinquir y me parece acertado, sin embargo ante una sociedad y un individuo ya descompuestos hace falta un sistema que controle esa descomposición en lo que las medidas preventivas se hacen tangibles para generaciónes futuras.
A pesar de estar estipulado en la ley el respeto fundamental a la vida, creo que existe una carencia importante en las clasificaciones de delincuentes, y no me refiero a términos como doloso, involuntario, agravado, etc. sino a la consideracion de la que son objeto independientemente de la naturaleza de sus crímenes. Derechos humanos especificamente. Un animal mata a otros animales para alimentarse, defender territorio, liderar la manada, etc. pero no hay vileza en sus acciones, no utiliza sus habilidades para perjudicar a otros, sino que eso es un resultado de lo que su naturaleza le inclina a hacer.
Una persona que utiliza su intelecto y recursos para perjudicar a otros de manera persistente, consciente y sistemática más allá de sus necesidades se ha deshumanizado y debería entonces tenerse eso en cuenta al aplicar la ley, no solo como penas más prolongadas sino como acciones bajo el entendido de que ese individuo es un detractor de la sociedad, un elemento que atenta contra el acuerdo social establecido sin reparos, y que por hacerlo dolosamente merece menos consideraciones que un animal carente de raciocinio.
Mención aparte merece la aplicación de la ley, por pequeña que sea la ofensa, por igual para todos. El mayor incentivo para delinquir a cualquier nivel no es la formación ni el tejido social, sino la percepción de que habrá impunidad. En ese punto concuerdo con lo ya mencionado aunque quisiera agregar que quienes se encuentran en la posición de aplicar la ley y omiten hacerlo por otros intereses deberían estar sujetos a castigos mayores pues traicionan las facultades que la sociedad les otorga, perpetuando el ciclo de ilegalidad.
Mis dos centavos.