Generalizar nunca es justo. La Iglesia Católica en sí no es solo el Papa o los obispos. Tampoco es Rouco, ni su mentalidad es mayoritaria entre los católicos, ni mucho menos. Hay obispos conservadores como hay jueces conservadores o políticos conservadores. Como hay obispos más progresistas o liberales. Unos son más radicales, otros menos. Pasa exactamente igual que con cualquier otro estamento o grupo de personas. Como no es igual Pablo Iglesias que Echenique o Monedero.

Los católicos, o los de derechas, o quienes sean, son seres humanos como los demás: unos están en puestos de poder y otros vamos solos y a pie. Hay algunos (o muchos) a los que les gusta el reconocimiento, el poder y las riquezas... allá ellos con su error. Hay muchos otros que de verdad siguen (o al menos se intenta) las enseñanzas de Jesús, que consisten en unos consejos prácticos muy fáciles de entender que dan orientaciones para vivir de una manera sencilla, justa y solidaria. Nada que ver con ritos o palabras.

Hay que saber distinguir el grano de la paja. Los católicos son muchos millones de personas en todo el mundo. También Monseñor Romero era católico. No le habrás oído decir que era de izquierdas o de derechas, aunque al principio era bastante conservador y próximo a los poderes del Estado y al parecer tras la muerte de su amigo Rutilio Grande dio un giro de 180 grados en sus planteamientos, colocándose hasta que lo mataron cerca de los campesinos y tantos maltratados en su país. Y como él, muchos más ejemplos de personas que dieron su vida al lado de los más empobrecidos. Ha habido mártires que han entregado su vida movidos por su fe. Esto es lo que aporta. No es el poder, no es la defensa de la pederastia, no es el ataque a la ciencia ni la crítica a otras religiones lo que caracteriza al catolicismo en el siglo XXI, que es en el que estamos. Todo esto no tiene absolutamente nada que ver con la Verdad del Evangelio, tal y como la entendemos los ciudadanos de nuestra época.