Oye, para llevarte la contraria, te diré que ninguna de las dos.
Aquí el problema es que para poder hacer cualquier reforma sustancial, hace falta un apoyo popular masivo y una actitud de cooperación y disciplina motivados por una visión que los inspire y los motive.
Aquí la gente no respeta la autoridad del gobierno, porque este no se ha ganado el respeto, solo merecen la mofa y el escamiento.
Hace falta un proceso de larga duración de la transformación de los modos de vida, y los modos de operar en el gobierno y en el sector empresarial.
Hace falta más auditorías en que velen porque se esté operando de forma ética, para destapar corrupción, fraude y malversación de fondos.
Hace falta que verdaderamente se opere por el criterio del mérito y la experiencia para la asignación de puestos.
Hace falta mayor disciplina en las escuelas y en el trabajo, y especialmente en el gobierno; actualmente todos presumen que son la excepción para las reglas y que solo les aplica cuando les conviene.
Aquí domina una cultura de gansería, panismos y nepotismos.
El pueblo no confía en el gobierno y por lo tanto no le conferiría legitimidad a cualquier cambio que haga.
Hace falta que esto cambie, y se puede empezar por los distintos departamentos.
Hay que despedir gente, no por reducir puestos indiscriminadamente, sino para eliminar aquellos que no aporten, sino que le resten al sistema, y reemplazarlos por empleados más capaces y motivados(as).
Para hacer esto es importante que el pueblo organice democráticamente una comisión o algún cuerpo que pueda llevar a cabo este proceso y que se haga de forma transparente.
Aquí todo el mundo sabe de las infracciones, y muchos se benefician de ellas y nadie quiere ser "chota".
También es bien fuerte la influencia de la cultura generada a partir del narcotráfico. Hace falta legalizar estas drogas y regularla de manera que estos no sean una fuente de dinero que trate de corromper el gobierno por debajo de la mesa.